En estos momentos se estan celebrando las elecciones primarias de Pensilvania. Y se puede decir que Barack Obama llega a la cita habiendo perdido un poco de su magia. Y solo por culpa de un comentario. Un comentario que los medios de comunicación y Hillary Clinton han utilizado en su contra. Los habitantes de Pensilvania son "unos amargados, aferrados a la religión y a las armas". De repente, empezaron a abrirse interrogantes sobre Obama, a cuestionarlo, a preguntarse si es el candidato tan perfecto... Los medios de comunicación han sido los primeros en repetir sus palabras, en introducirlas en la opinión pública; los periódicos y las cadenas de televisión empiezan a preguntarse: ¿Nos habremos equivocado con Obama? ¿Es un fraude o un novato imprudente? ¿Tenía razón Clinton cuando decía que no era más que un brillante orador, un mero charlatán? Además, esto le va que ni pintado a la otra candidata demócrata, Hillary Clinton, quien se aferra a estas palabras para continuar con su campaña e intentar desbancar a Obama de la carrera hacia la Casa Blanca.
Y en el debate de la semana pasada esta desafortunada frase de Obama no faltó a la cita. No podía ser menos. Pero no fue lo único. Los medios de comunicación son un instrumento de propaganda, y todos lo saben muy bien. Sobretodo George Stephanopoulos, uno de los dos conductores del debate, que antes de ser periodista fue director de Comunicación en el primer gobierno de Bill Clinton. Y es que así, ¿como se puede hacer un debate objetivo, sin intereses? Además, si esto se suma al hecho que el presidente de Associated Press cometió el error de preguntar a Obama sobre la amenaza que representa "Obama Bin Laden", la polémica está servida.
Entre todos, sobretodo los medios de comunicación, se está construyendo una nueva imagen del candidato afroamericano, más negativa. Pero aún así, aún no se ve reflejado en las encuestas, donde Obama sigue siendo el favorito. Puede que Obama no gane en Pensilvania. O que las pierda por un margen considerable. Una sola frase no le puede condicionar su carrera hacia la casa blanca. Aunque los medios no estén de su parte. Porque él tiene otra, con aún más fuerza: Yes, we can!
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