Barra libre. Para todos. ¿Pero para siempre?

Por fin. El campanario del pantano de Sau está casi totalmente sumergido. Ha llovido. Y mucho. Tanto, que el nivel de los embalses ha aumentado. Fin de las restricciones. A partir de hoy se vuelve a la normalidad. A llenar piscinas y lavar coches. Lo que sea. Las prohibiciones antisequera pasan a ser recomendaciones. Sí. No más prohibiciones. Ya no habrá más multas por usar agua. Ni grado de excepcionalidad. Nada.

Pero no se puede cantar victoria. De ninguna manera. El govern exige responsabilidad. Evitar malbaratamientos. Aún hay miedo. Desconfianza. Temor a que el campanario de Sau vuelva a emerger. Por eso se mantendrán algunas medidas. No hay vía libre. Que quede claro. Así se pretende no derrochar agua. Algo que preocupa a la Generalitat. Sobretodo ahora, con la llegada del verano. Turistas. Segundas residencias. Calor. Es una época donde el consumo de agua se dispara. En exceso. Y hay que vigilar.

Para unos aún es demasiado pronto. ERC ve necesarias las restricciones. Pero el PSC no. Prefiere volver a la normalidad. Cuanto antes. Da igual la época. Aunque, eso sí, alguna medida se tiene que mantener. No vaya a ser que se precipiten. Que pare de llover. Que la sequía sea aún peor de la que había. Y que se recurra de nuevo a los barcos. Trenes. Aviones. Helicópteros. Lo que sea. No. No vaya a ser que demos una imagen aún peor al resto del mundo. Si es que aún es posible. Que conociéndonos, seguro que sí.

Por si acaso, es mejor prevenir que curar. Sí. Está claro. Por eso, el tripartito defiende la interconexión de redes. Retiran las prohibiciones. Pero quieren construir cañerías. Solo para evitar situaciones de peligro. Previsión para el futuro. Nada más. Aunque desde fuera se hable de avidez. Solo pretenden lo mejor. Soluciones.

Así que volvemos a la barra libre. Sí, con responsabilidad. Utilizarla con moderación. Es nuestra responsabilidad. Sí. Ahora solo cabe esperar que no deje de llover. Por favor. Aunque sería típico. Muy típico. La ley de Murphy. Solo hace falta decidir una cosa para que suceda todo lo contrario. El conseller Baltasar lo sabe muy bien. ¿Verdad? Pero un mal día lo tiene cualquiera. O una mala época. Y la mala suerte no puede durar siempre. ¿O sí? ¿El destino está escrito? Esperemos que no. Que llueva a gusto de todos. Y que se haya llevado a cabo la mejor decisión. Agua sin restricciones. Para siempre.

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