Confiado, pero cauto a la vez, Barack Obama empieza a tener al candidato republicano, John McCain en el punto de mira y, poco a poco, se distancia de su rival en el partido demócrata, Hillary Clinton. Después de que el candidato afroamericano consiguiera el pasado martes la mayoría de delegados electos necesarios gracias a la victoria en Oregón, su enfrentamiento con Clinton empieza a ser absurdo. Pero aún así, Obama prefiere ir con cuidado: sabe que está muy cerca de la candidatura presidencial pero ha aparcado el triunfalismo y la euforia a un lado, al menos por el momento.
Después de las primarias de esta semana en Oregón y Kentucky, Obama ya ha alcanzado 1.953 delegados de los 3.253 que acudirán a la convención del Partido Demócrata que se celebrará el próximo mes de agosto en Denver. Por otro lado, Clinton dispone de 1.770. Con estas cifras, es verdad que todavía se puede especular y jugar con los datos, pero es totalmente inútil; el senador de Illinois solo tiene que esperar pacientemente a que las primarias se acaben el próximo 3 de junio para tener los delegados necesarios (2.025) y proclamarse así candidato demócrata a la Casa Blanca.
Muchos son los que se preguntan por qué sigue Hillary Clinton. La diferencia de delegados demuestra claramente que tiene la batalla perdida. Pero ella no tira la toalla y conserva una ilusión que la ha acompañado desde los inicios de éstas primarias. Se muestra positiva y guerrera; puede que busque la vicepresidencia, o que intente negociar su futuro político desde una posición de fuerza. Aunque a lo mejor no busca nada más que su rival pague las deudas generadas después de tantos meses de campaña, una cifra que supera ya los 22 millones de dólares.
Después de las primarias de esta semana en Oregón y Kentucky, Obama ya ha alcanzado 1.953 delegados de los 3.253 que acudirán a la convención del Partido Demócrata que se celebrará el próximo mes de agosto en Denver. Por otro lado, Clinton dispone de 1.770. Con estas cifras, es verdad que todavía se puede especular y jugar con los datos, pero es totalmente inútil; el senador de Illinois solo tiene que esperar pacientemente a que las primarias se acaben el próximo 3 de junio para tener los delegados necesarios (2.025) y proclamarse así candidato demócrata a la Casa Blanca.
Muchos son los que se preguntan por qué sigue Hillary Clinton. La diferencia de delegados demuestra claramente que tiene la batalla perdida. Pero ella no tira la toalla y conserva una ilusión que la ha acompañado desde los inicios de éstas primarias. Se muestra positiva y guerrera; puede que busque la vicepresidencia, o que intente negociar su futuro político desde una posición de fuerza. Aunque a lo mejor no busca nada más que su rival pague las deudas generadas después de tantos meses de campaña, una cifra que supera ya los 22 millones de dólares.
Pero Obama empieza ya a dedicarse más al enfrentamiento con los republicanos. Se empieza a ver con claridad que está ya en campaña presidencial. Tanto es así que en sus discursos el candidato republicano, John McCain, empieza a ser la referencia principal. La hora de la verdad ya está muy cerca, y Obama sabe, aunque se muestre humilde y tranquilo, que él es el mejor posicionado en las filas demócratas para enfrentarse a los republicanos. Tanto es así que hasta un asesor de medios de McCain ha dimitido al no querer hacer campaña contra el candidato afroamericano. Su proclamación como candidato presidencial es solo cuestión de tiempo, y todos lo saben muy bien.
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