Desde que se dio a conocer el caso de un padre que violaba a su hija, a la que ha tenido encerrada durante 24 años y con la que ha tenido siete hijos, los medios de comunicación no han dejado de hablar del caso. El día después de que saliera a la luz, todos los periódicos lo sacaron en portada, con la foto del hombre de tamaño enorme y unos titulares demasiado sensacionalistas. Y lo peor es que no ha sido cosa de un día, ni de dos. Todavía hoy, una semana después, se continúan publicando las monstruosidades y las novedades que se van conociendo a medida que van pasando los días.
Cómo pasó, cuántos años estuvo encerrada, qué le hacía, cuándo, porqué, que piensa la madre, la hija, el mismísimo monstruo, que es como ya se le conoce... los medios de comunicación buscan el morbo y nada más. Sí, es un hecho que impacta, que no es normal, nada normal; pero no por eso los medios se tienen que volcar en este tema y dedicarle tantas páginas y tanto tiempo. Pero como siempre, prevalece lo morboso y se busca generar audiencia y beneficios por encima de un periodismo más serio y de más calidad. Este no es el primer caso ni el último en que sucederá esto, muy a mi pesar. ¿Hasta cuándo lo tendremos que aguantar?
Cómo pasó, cuántos años estuvo encerrada, qué le hacía, cuándo, porqué, que piensa la madre, la hija, el mismísimo monstruo, que es como ya se le conoce... los medios de comunicación buscan el morbo y nada más. Sí, es un hecho que impacta, que no es normal, nada normal; pero no por eso los medios se tienen que volcar en este tema y dedicarle tantas páginas y tanto tiempo. Pero como siempre, prevalece lo morboso y se busca generar audiencia y beneficios por encima de un periodismo más serio y de más calidad. Este no es el primer caso ni el último en que sucederá esto, muy a mi pesar. ¿Hasta cuándo lo tendremos que aguantar?
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